Dada la naturaleza del negocio, las compañías tecnológicas manejan una gran cantidad de datos sensibles, tanto propios como de sus clientes. Por ello, se enfrentan a amenazas cibernéticas cada vez más sofisticadas.

 

Desde ataques de ransomware hasta intrusiones a sus sistemas internos, las empresas tecnológicas deben invertir en robustas medidas de seguridad para proteger su infraestructura, propiedad intelectual y la confianza de sus usuarios. Esto implica el uso de tecnologías de vanguardia, como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, para detectar y responder a amenazas en tiempo real, además de la implementación de políticas de seguridad rigurosas y la capacitación continua de su personal.